Con Pip, llegamos al final de Dream on Cyclist.
Durante once semanas, el fotógrafo Igor Calvo nos ha presentado a otros tantos personajes (uno cada semana) a través de la unión de sus personales fotografías con breves extractos de reconocidas obras literarias.
Esa combinación daba pie al autor a imaginarse un extracto de la vida de esas personas únicas, diversas y diferentes entre si, pero que comparten una filosofía vital o forma de enfrentarse a la vida mucho más positiva y vitalista de lo que su propia historia personal haría predecir.
Porque eso es Dream on Cyclist, una mirada llena de optimismo sobre la ilusión y la capacidad de soñar de tantas y tantas personas que no están dispuestas a enfrentarse a la vida con resignación, tristeza, apatía o resentimiento.
Os dejamos pues, con Pip.
“La verdad es que tuve unos primeros años de infancia absolutamente maravillosos y privilegiados: cada mañana me despertaba mi madre con un beso, papa hacía el desayuno y me acercaba el vaso de leche mientras me guiñaba un ojo para recordarme que yo era su favorita. El resto del día se iba entre juegos, caricias y alguna que otra lección de literatura o matemáticas (mis padres querían alargar en lo posible nuestro ingreso en la educación reglada, ya que confiaban más en lo que ellos mismos podrían enseñarnos).
Esos son los únicos recuerdos de mi familia que puedo reconocer como verdaderos, ya que a partir del día en que por primera vez les oí gritar todo parece estar definitivamente emborronado y se suceden unas tras otras las imágenes a ritmo de vertiginosos flashes que me hacen dudar de si son reales o no: discusiones, peleas, el temor a ser encontrados, la huida, el escondite, las sirenas de la policía … hasta que me despierto sobresaltada, sin entender muy bien lo que alguien que no conozco me está diciendo, y me dirijo hacia un espejo donde veo una imagen reflejada muy diferente a la que debería corresponder a una niña de mi edad.
Nunca he recuperado ese lapso de tiempo que me llevó de la infancia a la adolescencia, pero el psiquiatra que me atendió durante años siempre se mostró orgulloso y sorprendido a la vez de mi capacidad para mirar hacia delante en cada paso que daba hacia mi recuperación y el asalto definitivo al mundo de los adultos. “Filosofía” que sigo aplicando a día de hoy; aunque, también he de reconocer, que a veces vuelvo mi mirada hacia esos primeros años y me fijo en la delicadeza con la que mi madre nos enseña a decorar las cerámicas que luego vendía en una pequeña tienda del sur de la ciudad”
"Dream on Cyclist: Pip", por Igor Calvo
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