“Hasta bien entrada en la adolescencia, nunca fui consciente de por qué mi familia me protegía tanto del mundo exterior, incluso de mis amigas y de los profesores.
Aunque ahora lo comprenda mejor, el misterio que se cierne sobre el por qué del comportamiento de la gente cuando está conmigo, no ha hecho sino incrementarse.
Me acaban de autoeditar en Internet la 2ª parte de mi estudio sobre “La influencia de las mascotas de peluche en el devenir anti-taurino de la sociedad europea contemporánea”; soy una gran lectora (devoro las tiras cómicas de la última página de los diarios); estoy a la última en tecnología (me manejo a las mil maravillas con mi teléfono móvil); y, además, soy una gran conversadora.
Para alguien con carencias psíquico-neuronales no está nada mal. ¿No te parece?”
miércoles, enero 19
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