Caught you, S·K, 2011
El gobierno cree que es un yogur. Y actúa como tal.
Este pensamiento obsesivo, y bastante ridículo, no es más que la constatación de la desaparición del pensamiento ideológico y su sustitución por las estrategias de marketing.
Visto el éxito prolongado de los alimentos medicalizados el gobierno se ha mimetizado y se comporta como si fuera uno de ellos: nos asegura que son capaces de mejorar nuestro colesterol, nuestros pulmones, nuestra seguridad… e, incluso, que nos harán sentir libres (¿?).
Este error de atribución hace que los equipos gestores olviden que su verdadera tarea consiste en la gestión racional de los recursos (Es la economía, idiota!) para que, a final de año, los accionistas (nosotros todos) demos el visto bueno (o no) al balance de resultados. Asumida su inoperancia en asuntos económicos, han decidido que van a cuidar (queramos o no) de nuestra salud.
Para ello han puesto en marcha la controvertida ley anti-tabaco que tiene entretenido al personal.
Y este estado polarizado, compuesto de víctimas y verdugos, ganadores y perdedores, formigal o baqueira , el centro y la periferia, controladores aéreos y viajeros, el madrid o el barça, parados de larga duración o autónomos sin trabajo, ha creado un nuevo binomio irreconciliable: fumadores y no-fumadores.
Y, haciendo uso de Internet mom amour, ha puesto en marcha la web de los delatores. Anónimos, claro. Remedo de antiguas “cazas de brujas”, pero con blog. Convencidos de la potencia de la red y de lo trendy que resulta lo del 2.0, pretenden crear un “grupo” en facebook: “yo también denuncié al tipo del bar de enfrente”.
Ahora se sabe que los de la GESTAPO eran pocos y no muy eficaces, y que si su ratio de productividad era tan alto era gracias a los concienciados ciudadanos que se pasaban el día denunciando al “fumao” del tercero, al homosexual del cuarto y a la republicana del primero.
A pesar del revuelo, este gobierno “biocol” no ceja en su objetivo. Convencido de recaudar votos entre aquellos “jóvenes padres” que, por fin, podrán entrar con sus retoños en los bares (lugares creados para beber, fumar y jurar); entre los nostálgicos de la “caza del puto rojo”; entre los vigorexicos; entre los ex fumadores…
En el futuro, les aconsejo dedicar más tiempo al visionado de publicidad para poder adelantarnos a los próximos pasos del gobierno; aunque, si no me equivoco, ahora les toca el turno a las campañas de “adelgazamiento express”.
Por cierto, esta historia del tabaco no será una cortina de humo para que nos olvidemos de que el diferencial de puntos con Alemania sigue creciendo?
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