La
Vía Láctea se desvanece, no porque es el fin del Universo, sino como
resultado de la contaminación lumínica: la iluminación inesperada de la
atmósfera por las luces de las calles, avisos comerciales, casas,
colegios, aeropuertos y otras fuentes. Cada noche miles de millones de
lámparas envían su energía hacia el cielo donde objetos microscópicos --
moléculas de aire, polvo en suspensión, y gotitas de vapor de agua --
reflejan gran parte de la luz desperdiciada de vuelta a la Tierra.
Fuente: celfosc.org
Investigadores de Alemania han descubierto que la contaminación lumínica urbana no sólo oculta las estrellas, sino que causa estragos entre los animales nocturnos que dependen de la «brújula» que supone un patrón de luz polarizada. En el estudio, que se publicará en breve en Journal of Geophysical Research, se advierte de que la difuminación de esta brújula celeste podría mermar la aptitud evolutiva de distintas criaturas nocturnas como arañas, polillas, escarabajos y grillos, lo que a su vez podría desequilibrar las redes tróficas y afectar a ecosistemas completos.
Fuente: cordis.europa.eu
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