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| "Tailslide", Oskar Sueiro |
Esta caja de fusibles está pegada a la pared de una vivienda. Incluso estando en silencio se escuchaba a ratos la carga eléctrica.
No me gustaría vivir con una caja así al otro lado de la pared de mi habitación, pero la necesidad, o más bien nuestras necesidades transformadas en deseos hacen que pasemos por alto detalles de este tipo. Las ruedas de la tabla y los impactos contra el borde de la caja de fusibles provocaban un ruido atronador en el interior de la vivienda. El dueño, inexperto en este tipo de intrusión, en vez de molestarse, nos ofreció refrescos mientras desarrollábamos nuestra actividad.
Hay trenes en los que hay que subirse por inercia, por el simple hecho de disfrutar. Además que el que se sube, comienza como pasajero, y siempre es más divertido.
No me gustaría vivir con una caja así al otro lado de la pared de mi habitación, pero la necesidad, o más bien nuestras necesidades transformadas en deseos hacen que pasemos por alto detalles de este tipo. Las ruedas de la tabla y los impactos contra el borde de la caja de fusibles provocaban un ruido atronador en el interior de la vivienda. El dueño, inexperto en este tipo de intrusión, en vez de molestarse, nos ofreció refrescos mientras desarrollábamos nuestra actividad.
Hay trenes en los que hay que subirse por inercia, por el simple hecho de disfrutar. Además que el que se sube, comienza como pasajero, y siempre es más divertido.
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| "K-Grind", Oskar Sueiro |
Tormenta en el horizonte y dos puntos de luz menos en el ambiente. Esquivando charcos, todo está en contra para no poder completar la misión.
Nosotros tendremos que irnos, sí, pero el objeto se mantendrá ahí de forma indefinida, o por lo menos, hasta que una nueva idea regenere el lugar, quién sabe si con la misma suerte para nosotros.
El futuro siempre es un problema, y más cuando se otea lluvia a lo lejos, pero las decisiones del presente son las que condicionarán el mañana. A veces tenemos que dar la espalda, aunque sea por un momento, a lo que se nos viene encima, respirar hondo y jugarnos un todo o nada. Y no, no llovió después, y eso que pintaba mal cuando surgió la duda.
Nosotros tendremos que irnos, sí, pero el objeto se mantendrá ahí de forma indefinida, o por lo menos, hasta que una nueva idea regenere el lugar, quién sabe si con la misma suerte para nosotros.
El futuro siempre es un problema, y más cuando se otea lluvia a lo lejos, pero las decisiones del presente son las que condicionarán el mañana. A veces tenemos que dar la espalda, aunque sea por un momento, a lo que se nos viene encima, respirar hondo y jugarnos un todo o nada. Y no, no llovió después, y eso que pintaba mal cuando surgió la duda.
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