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martes, diciembre 21

Berlín: 1º parte, por Susana López

"Los periódicos del Oeste no se podían comprar en el Este y el pueblo tenía prohibido leerlos, pero los oficiales del Partido los usaban para vigilar la propaganda del Oeste. La televisión del Oeste también era tabú, pero la policía escuchaba la radio. Cada noche miles de ciudadanos del Este hacían una emigración a través de la televisión. Durante las horas de luz solar tenían que vigilar que sus antenas no apuntasen al Oeste
PRESTON, Marcia. West of the Wall. Página 104

Paseas por Karl-Marx-Allee, la calle es inmensa y está desierta y la monumental arquitectura socialista, las fachadas de inspiración rusa, te cortan la respiración. 
Si cierras los ojos y te puedes imaginar los tanques avanzando por la avenida, parece construida a su tamaño. Continúas avanzando y ahora la calle cambia de nombre, se llama Frankfurter Allee, pero sigue siendo igual de grande, ¡tiene 89 metros de ancho!, apenas te cruzas con nadie, los cafés te recuerdan a películas antiguas, la ropa que ves en los escaparates de las tiendas parece de hace años.... ves las tiendas que todavía exponen la mercancía en la calle, como cuando éramos pequeños, y te gusta lo acogedora que es esta calle tan grande a pesar del frío. 

"Stasi0" Susana López, 2009

Continúo caminando y llego hasta la parada de metro Magdalenenstraße, y paso de largo, desde la calle pasa desapercibida... Qué ironía ¿verdad?, el órgano de inteligencia de la República Democrática Alemana, ese edificio donde todo se sabía, todo, absolutamente todo, está escondido a los ojos del paseante.

Susana López F.

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