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jueves, octubre 21

Oskar Sueiro sobre Oskar Sueiro.

Con motivo de la exposición Skate - Geometría Urbana, Oskar Sueiro realiza un repaso a su larga y fecunda trayectoria en el universo skate.

Oskar Sueiro, 2010
Los hechos mueven la rueda de la historia, cambiando e influenciando el rumbo de las personas. Oskar vio la luz por primera vez una mañana del 6 de enero del 78, mientras  muchos niños y niñas abrían ansiosos los regalos que los Reyes Magos habían dejado junto al árbol de Navidad.  Esto le ha llevado a tener siempre un regalo único en ese día tan señalado, mitad por el cumpleaños, mitad por la tradición. Con 10 años, un cambio de residencia le llevó a desarrollar sus dotes de adaptación y sociabilidad a una edad temprana, nuevo colegio, nuevos amigos, nuevos juegos... Y con todos ellos, un skateboard de regalo.

En sus pies, y con aquel objeto independiente del control paterno, pudo comenzar a descubrir las calles, en su sentido más amplio: riesgo, asfalto, superación, dolor, ruido, olores, colores, ruido, gente, escapadas en tren a localidades cercanas... Todos los sentidos se ampliaron, inevitablemente, mientras surcaba las calles montado en su skateboard.


Aire IX, Oskar Sueiro, 2009

Pronto descubrió también que el universo skater generaba publicaciones y vídeos, para mantener informada a la pequeña comunidad de patinadores. 
Las revistas más impactantes venían del otro lado del charco, como Transworld skateboarding o Thrasher magazine. Fotos de patinadores como Mark Gonzales, Tom Knox, Mark Heintzman o Matt Hensley llenaban los paredes de su habitación, soñando emular sus difíciles movimientos algún día. Vídeos de Spike Jonze como Blind Video Days, G&S Footage de Chris Carter y Mike Hill, Plan B Questionable de Mike Ternasky, los vídeos Powel Peralta de Stacy Peralta y demás ocuparon su retina aquellos primeros años de vínculo con el skateboarding antes de salir a patinar, y muchas noches antes de dormir, rebobinados una y otra vez en el videocassete.  
Entre sus favoritas, y de gran influencia en toda una generación de patinadores, la revista española Tres 60 Solo Skate. Ahí, y gracias a, entre otros, a Eduardo Sáenz de Amilibia y Fernando de Elvira, escritores y fotógrafos, vivió experiencias ajenas como si fuesen suyas gracias a sus reportajes. La evolución de las inquietudes de Fernando de Elvira, editor de la publicación allá por los años 90 y 92, dió un giro a los contenidos de la revista, introduciendo nuevos conceptos artísticos y formas de enfocar la prensa skater con la ayuda del artista Thomas Campbell, el cual colaboró activamente en los últimos números de aquellos años. 
Ahí fue cuando Oskar, por primera vez, tuvo constancia de la expresión artística en su más amplio sentido. La crisis de la época terminó con la revista (se reeditaron nuevos números en el año 2005 y 2006, ya con nuevo editor y colaboradores, entre los que estaban fotografías de Oskar), pasando su afición favorita, durante unos cuantos años, algo anecdótico dentro de una sociedad que lo veía como una moda pasajera tras el boom del año 90.

Aire VIII, Oskar Sueiro, 2009

Tras unos 5 años congregándose con los pocos patinadores que quedaban en las localidades de alrededor, no dejó de patinar ni un solo momento, buscando los lugares secos en invierno, y los sombríos en verano. 

El mercado del skate repuntó a mediados de la década, creciendo poco a poco, y con él, Oskar comenzó a moverse a distintos eventos dentro de la península, participando en algunos y conociendo a patinadores de todas las partes del país. 
Tras terminar sus estudios, y ante la necesidad de un lugar en el que realizar prácticas durante tres meses, se ofreció a la revista Dogway skateboard magazine, que se edita en Bilbao para todo el país. 
Al poco tiempo, y con un demostrado conocimiento del mundo del skateboarding actual, pasó a trabajar, codo con codo, con Eduardo Sáenz de Amilibia en una serie escrita sobre la historia contemporánea del skateboarding español (La máquina del tiempo, 1987-2002, por Eduardo Sáenz de Amilibia y Oskar Sueiro, publicado en Dogway skateboard magazine desde septiembre de 2001 hasta mayo 2002). Tenía entonces 23 años, y sin darse cuenta, se encontraba en el lado de los que contaban las historias al resto de patinadores.
En menos de dos años, tras mucho trabajo por sacar adelante y evolucionar una revista de ámbito reducido como Dogway skateboard magazine, pasó a ser el editor de la misma, a la vez que seguía patinando cada día y viajando con su skateboard siempre que tenía ocasión. 

Tras cruzar océanos, y visitar ciudades que jamás pensó que visitaría gracias al skateboarding, se vio en la necesidad de documentar sus viajes con una cámara fotográfica, para completar sus escritos. Esto ocurrió en el año 2005, y un nuevo universo que explorar se abría ante sus ojos. Siempre había admirado la capacidad de captación de profesionales como Mike O´Meally, Grant Brittain, Atiba Jefferson y demás grandes nombres de la fotografía de skateboard de la década de los 90. También cabe mencionar los sabios consejos del fotógrafo vizcaíno Eduardo Terreros, que además de fotografía, le advirtió sobre la profesión en general. 

Lesiones varias que le mantenían fuera de la tabla más tiempo que sobre ella, con recuperaciones cada vez más lentas y la necesidad inevitable de centrar las energías en otros campos, una rápida asimilación de la técnica fotográfica básica, primero en blanco y negro pese al ya popular mundo digital, muchos años devorando cualquier medio de comunicación skater, trabajar en un medio líder y estar en contacto con gente que patina increíble, que ponen su tiempo, su esfuerzo y en algunos casos hasta su salud por sacar adelante algunos movimientos... Todo un cóctel para empezar a trabajar con patinadores de primera línea, realizando entrevistas, reportajes, anuncios para marcas, en una carrera ascendente en un mundo reducido y exigente como el del skateboard.


Aire VI, Oskar Sueiro, 2009
A finales del 2009, con más de 20 años sobre la tabla y casi dos lustros trabajando en el sector editorial del skateboard, Oskar decidió abandonar su puesto en Dogway skateboard magazine, y comenzar a trabajar con la revista VICE provocando un nuevo hecho con el que dar un nuevo rumbo a su vida. 

Eso sí, en ese nuevo camino le siguen acompañando un skateboard, bolígrafo, papel, varias cámaras de fotos, y cómo no, la libertad del viaje que un día le ofreció el skateboarding.

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